El Bardo del Tabardo
El Bardo del Tabardo Poeta lírico, entiéndase del lirio y la liria, con chaquetón, que no chaquetero, no me confundan con la otra acepción -el fango-, aunque éste sea a veces fuente de inspiración.

Si no fuera mi país (volumen dos)

Si no fuera mi país (volumen dos)

Si no fuera mi país, me fiaría de Iñigo Errejón para que me regara las plantas.

Fiel al partido, buen amigo, hermano, y mejor compañero, no lo digo yo, sino Iglesias y su porquero. Sí, el del casoplón que el de Agamenón vive ahora en un vertedero del Madrid castellano, el que intentan limpiar Unidos Podemos y su apéndice sano. Se sumó a la campaña de recoger extranjeros el griego, pero algo falló y se quedó sin dinero. Será un descuido del tesorero, no piensen mal, es un buen hombre: austero. ¿Iñigo? De rasgos pueriles y mirada astuta, el niño bonito viste de Boss. ¿Presenta minuta? Para una entrevista, creo que no, se entendería no obstante, si no han visto nunca modelo mejor. De virtud y elegancia, caballero de honor. Sin caballo, claro, pero con garbo, no como el de Vox. Por encima de todo con beca, yo le veo como el Cid, valiente y de trato cercano. Animalista de pro. ¿Cómo era el nombre otra vez, Babieca? ¡Campeador! No es para menos, a todos encandila con su candor. ¡Qué buen vasallo si tuviese buen señor! Inteligente es un rato, la uni le cree gurú y mago de cuento. Escapista, se entiende, no de volar por el cielo. ¿Que me lo invento? En Málaga, al menos, le han visto el pelo y el banco asegura que el dinero no se lo lleva el viento, que la tierra ya es suya y no tiene anhelos.

Poco sabemos del corazón del chamán, si le gusta Eva o prefiere a Adán, si es de costilla, o de faisán. De costilla, creo, y capilla. De entrar sin llamar. Tal devoción sentía su igual que no pudo esperar para mostrar su pasión por lo sagrado. Quiso el diablo mirar de soslayo, con tal ímpetu irrumpió, acabó rasgándose las vestiduras con un clavo inesperado. De la puerta, hablo. Acercose a la cruz con humildad de clausura, como dios la trajo al mundo, hermano, más hecha eso sí, y desnudo vegano.

Hablando de faisanes, descorchen champán, cava perdón, que asoma un pelón, visir Rubal… ¿Cómo? ¡Ah, mi error, es otra sección! Volviendo al amor, Errejón, como buen amante controla su ardor, sigue el manual y pide permiso antes que perdón, hoja de ruta en la friend zone. Lo sé, a vueltas con el inglés. Los tiempos que corren, yes. Paga las fantas y acompaña a su cita hasta el ascensor, protector. Y, como él, ahí me quedo. Iñigo, hijo, qué desvelo…

Si no fuera mi país, querría comer magdalenas con Manuela Carmena.

Con aspecto de abuelita de cuento y sonrisa genuina de pastora beduina, se lo pasa en el ayuntamiento mejor que en el bar de Moe. De cuento de niños, digo, no de Allan Poe. Hablando de cuervos pesados, de los que no se van, la nube de Madrid combate con sobrada dignidad. Y equidad. Ahora el pobre puede entrar con matrícula par, los martes y los jueves, a la ciudad. Y al rico le da igual, todo genial. Recuerda a Salomón por su imparcialidad, ya saben, el del crío y la paridad, ¿o había que partirlo por la mitad? Es igual, Carmena es juez por derecho, jueza perdón, esperando el turno se me va el santo al cielo, el cuarto y contando los minutos con tesón y esmero. ¿Qué ha hecho? Dar de comer al sin techo para empezar, el día de Navidad nada menos, aquí estoy yo en la cola viendo el chuletón asar, tras el ágape, eso sí, no sé qué pasará, si me vuelvo a mi cajero o habrá masaje de cuerpo entero. La foto ya está hecha, la alcaldesa satisfecha. Carmena se lo curra, no voy a mentir, para borrar su pasado y lavar los pecados, que en el business del desahucio no tenía par, la reina la llamaban, como a la parienta de Pablo Escobar. ¡Ciudadanos, a temblar! Los echaba a la calle y trataba como a perros de Yulín, donde se los comen sin parar de reír.

Pero eso fue antes de viajar a Damasco y ver la luz de pronto, como Saulo, qué fiasco. Le ofrecieron un trono en parvulario, por los años más que nada, volver a trabajar ya prejubilada, contra sus principios y claridad meridiana, y en política nada menos, con el chulo y la lesbiana. Ella, acostumbrada a la silla de montar de su finca del Espinar, disfrutando la paz de la tranquila Conde de Orgaz, aceptó la responsabilidad finalmente, por patriotismo y moral, cuatro años sirviendo con humildad y “ambiente”. Las lágrimas se me saltan al pensar en su programa valiente. Contra las derechas, las izquierdas, la triple entente. Matriarca del clan, cuida a los suyos y su bienestar sin abusar jamás de su autoridad. Ni en casa ni en el despacho, por defecto, la ley es clara al respecto. Pienso en su hijo, seguro que hay más. Iba en metro a trabajar pero la gente lo impedía, se le echaban a los brazos como a la virgen María. Por seguridad, se decretó: “Lexus en la puerta cada día”. Y luego pensaron que mejor viajar por el todo el globo con honores de alcaldesa y baronesa, ¿o la sangre azul no interesa? Con el Okupa mejor de tigresa, por pasión y pereza. Lejos de los problemas se pasa todo el día. Y así todos contentos y no hay tu tía. Tía abuela, tal vez, pero eso cambia el cuento. Seguiría con Carmena, pues mejora con el tiempo, como el vino, pero se sube a la cabeza y hay que ir con tiento. Cambio de encuadre, es la hora de comer y con lechuga en la mesa pienso más en vinagre.

No desespere, amigo lector, habrá un tercer volumen dios mediante. De Rufián no me olvido, pero es joven y beligerante, no faltarán ocasiones en el futuro de mostrar su talante. Estos días, amigos, no hay quien se ubique, las damas no calzan enaguas y los caballeros no llevan sombrero. Lo mismo conviene romper el dique de la prudencia y que nos arrastren a todos las aguas. Sí, estoy pensando en Echenique y, he de admitirlo, con el porquero…

Imagen cortesía del Ministerio de Cultura de la Nación Argentina. Original y Licencia CC BY-SA 2.0