Si no fuera mi país...
Si no fuera mi país, me sentiría orgulloso de un presidente como Sánchez.
Tan guapo que no le hace falta seso y tan alto que puede ver lo que ocurre entre mortales de peso. Pícaro como el Lazarillo tras el queso, capaz de pasear al perrillo y enarbolar la moción de censura sin asiento en el congreso; hipnotizar al terrorista, moverlo a su antojo como buen titiritero, persuadir a independentistas, a Juno y a Hefestos, y viajar sin freno salvando al planeta del malvado brasero. Con hechuras de actor, transmite entusiasmo y convicción, firme y de autoritaria voz, qué bombón, le sobran arrestos. Prolijo autor de realismo mágico y terror, géneros diversos, sin clichés, no depende del negro fantasma o black ghost, que hay que escribir mucho texto en inglés. Buen estudiante, qué digo, el mejor: ¡Cum laude por dios! Para tomar decisiones, con pantalones que diría un señor y, para elegir gabinete, ojo de halcón. No acepta la rendición, ignorante del concepto dimisión, o más que ignorante, se cansó. De aceptarlas, claro, exigirlas es otra cuestión. Siempre está ahí con excelsas manos al timón, adelante siempre, sin echarse atrás, como buen capitán y mejor postor. La segunda acepción, pero valdrían las dos. Todo halago es poco, pero no sigo con Pedro que me da un sofoco.
Si no fuera mi país, me tomaría en serio a un personaje como Iglesias.
De alta cuna y sobrada postura, recuerda al Caballero de la Triste Figura. Por convicción y holgura. Estratega brillante, empero, leído y elegante. General y soldado, no hay quién le aguante. El ritmo, por supuesto, de luna menguante. Feminista convencido, orgulloso y diletante, aprecia a la mujer y el bogavante y entre sábanas, dice, que es buen amante. Hablando es directo y sincero, se nota que sabe del mundo entero. De tierras lejanas e ignotas, en Irán se pone las botas. Cuatro o cinco sueldos, merecidos y pa verlos. Dinero del jeque por servicios prestados, que allí tratan bien hasta a los esclavos. Mejor que a nadie a las mujeres, por descontado, que es en Europa donde van atrasados. Político de altura, intelectual y jinete, cabalga entre barrio y palacete, y la contradicción del que lleva el ariete e ignora dónde se mete. Los bancos confían en él, como cliente es un vergel, a nivel particular y como jefe del clan. Del partido quiero decir, no se vayan a pensar que hay conflicto de intereses, la ley respeta y acata sin pensarlo dos veces. Qué decir del “casoplón”, con buen gusto eligió el señor. Defiende al okupa y al marqués, que es su vecino también. ¡Faltaría más! Te puedes fiar del heavy de Argüelles, en Vallecas decían que se daban aire de reyes, pero es leal. Lumpen no es, eso seguro, lo dijo él mismo, no sé si con Maduro. O en otro contexto, en una entrevista de un mundo futuro donde es un fascista con monóculo y puro. Ya no sé de lo que hablo, lo dejo con Pablo.