El corredor
Lo siento, lector amado, pero no es un artículo sobre la película de ciencia ficción aunque el personaje parezca inventado. De escritor frustrado, eso sí, o cristiano magrebí. Me refiero a Sanchijuelo Sánchez, claro, y a la última fotografía que ha subido a las redes sociales justo después de terminar su carrera diaria de 10 kilómetros. ¿Fatigado? ¡Qué dices, carnal, si el presi es runner y ronin, y su target de cuarenta, deportista y divorciado; hipster y de Kurosawa, del héroe redimido y el vagabundo exiliado que regresa a casa como rey absoluto del tinglado!
A nadie puede sorprender que salga guapo, porque lo es un rato, pero tan fresco y repeinado no sé yo… Parece impostado. Cualquiera diría que no ha corrido en su vida el chiquillo y que no sabe lo que ocurre cuando uno trabaja -los músculos-, que se suda y a veces hasta se mueve el flequillo. Para que lo entienda mejor habrá que decirle que es como el trayecto de la limo al Falcon en día ventoso. ¿Qué digo? ¿Blasfemo? Siempre sale airoso, lo coge todo al vuelo el halcón, las oportunidades al menos. Como una pelota de pinball o pinbola, de carambola en carambola, cargo a cargo desde Tetuán a la Moncloa, como el Pisuerga por Valladolid pasando por Pozuelo y no por el Pozo del Tío Raimundo. ¿A que mola?
Como buen neo marxista le gusta vivir bien, con el pueblo pero sin él y correr puede que no pero culebrear se le da de miedo. Como las criaturas que se arrastran es nauseabundo y de vientre llano, y éste en concreto un quiero y no puedo. Pero cuenta el gusano con esa debilidad de la diosa Fortuna por los necios inmundos, actúa de paleta impulsando una y otra vez la bola de aquí para allá sumando puntos. Tiene un aliado redondo, con buenas ideas y pensamientos hondos, como tumbas, acaban sus logros muertos y los demás, tarumbas. Desde las manos gloriosas que rigen destinos, manos que mecen cunas e hilan fino el tapiz del enredo, es torero en el ruedo y el listo en el Cluedo, es la mecha que prende el corazón de la gente. Harkonnen Matata el mensaje, destruye y sé feliz, delante del gris o detrás del anhelo, mareando la perdiz le sale siempre al gurú, dios mediante, el tiro por la culata. ¡Qué desvelo!
¿Y qué decir de Sánchez? Viéndole en esa foto, de modelo estresado, pienso que corre menos que el diablo cojuelo y tal vez sea doctor en algo, no digo que no ni pongo la mano en el fuego que me abraso, porque es puntual pero se le nota el retraso.
Prefiero la película de Arnold, que iba en leotardos también pero tenía más gracia, le sentaba mejor la licra al forzudo de Austria que al larguirucho africano, de Tetuán digo, ya no sé ni por dónde ando.
Puede que no tan desencaminado, al fin y al cabo, que en la versión latina la película titularon “El Sobreviviente” y se ajusta al desvergonzado como un guante a la mano. Lo dice en refranero sabio: Sanguijuela que no corre, se la lleva la corriente. ¡Amén, hermano!
Imagen cortesía de HBO Films